Suplementos nutricionales: ¿Son seguros y eficaces?


Los suplementos nutricionales son productos que se consumen adicionalmente a la dieta regular. Estos pueden contener vitaminas, minerales, hierbas, aminoácidos, enzimas o la combinación de ellos; y se expenden en forma de tabletas, cápsulas, geles, polvos, líquidos etc. Son ingeridos con diferentes objetivos, pero todos convergen en lograr un beneficio nutricional en la salud o rendimiento de la persona.

Un tipo de suplementos son aquellos recomendados para los adultos mayores, empleados en el tratamiento y la prevención de la sarcopenia (pérdida de la masa muscular). En esta etapa de vida, donde existe un mayor riesgo de ella, se recomienda un plan de ejercicios de resistencia acompañado de la suplementación. Se emplea el HBM (beta-hidroxi beta-metilbutirato), el cual es un metabolito de la leucina. Las dosis empleadas fluctúan entre 1.5 a 3 gramos por día y se ha visto que estos aportes producen un aumento de la masa y fuerza muscular en el adulto mayor. Además, se ha demostrado que la ingesta de aminoácidos esenciales, como la leucina, mejoran la síntesis proteica cuando se consume al terminar el ejercicio.[1]

Algunos deportistas también consumen suplementos nutricionales para conseguir la ayuda ergogénica que otorgan; es decir, mejoran el rendimiento deportivo. Los más consumidos son los hidratos de carbono, las proteínas y los aminoácidos. La suplementación con creatina monohidratada ha mostrado mejoras en la fuerza muscular, mientras que las proteínas en suplemento favorecen el mantenimiento de la masa y reparación muscular tras el ejercicio intenso. El empleo de las vitaminas C y E han mostrado mejoras significativas en la capacidad aeróbica.[2]

En cuanto al contexto COVID-19, la salud inmunitaria se vio amenazada. La nutrición está sumamente relacionada al sistema inmune y, con ello, las deficiencias nutricionales pueden conllevar a aumentar el riesgo y las complicaciones de infecciones.

Se ha demostrado que la suplementación con zinc reduce la tasa de incidencia de infecciones agudas del tracto respiratorio, acorta la duración de los síntomas y mejora la tasa de recuperación.

La vitamina C presenta acción antioxidante, reduce la inflamación y el daño del tejido asociado a la respuesta inmunológica. La suplementación con vitamina D ha mostrado una recuperación más temprana en personas infectadas con dosis superiores a 1000 UI. Sin embargo, la evidencia indica que la suplementación puede ser favorable especialmente en personas con fuentes dietéticas inadecuadas.[3]

Las revisiones indican que la suplementación en adultos que no presentan algún déficit nutricional no sería sustentable en relación con algún beneficio adicional, incluyendo la prevención de enfermedades crónicas como las cardíacas, el cáncer, el deterioro cognitivo y la mortalidad en general.

Por el contrario, se han reportado casos de toxicidad a causa del consumo de vitaminas como la piridoxina, cuando las dosis superan los 500 mg por día, generando fotosensibilidad y neurotoxicidad. Además, el sobreconsumo de vitaminas del tipo liposolubles, como la E, podrían generar sangrado asociado a su acción antiplaquetaria; mientras que el exceso de vitamina A podría asociarse con la disminución de la densidad mineral ósea y el aumento del riesgo de fracturas.[4]

Por lo tanto, existen múltiples suplementos disponibles con una amplia gama de beneficios; sin embargo, algunos pueden presentar efectos favorables, pero, a la vez, riesgos para la salud, más aún cuando son consumidos indiscriminadamente sin la supervisión de un especialista de la salud. Estos deberían ser adquiridos solo cuando existen deficiencias nutricionales que no logran ser cubiertas con la alimentación o cuando se busca un rendimiento adicional, siempre bajo supervisión médica.

 

Autor: Lic. Lourdes Lazo, nutricionista de la USIL.


[1] Prevención Rubio del Peral, J. A., & Gracia Josa, M. (2019). Suplementos proteicos en el tratamiento y de la sarcopenia en ancianos. Revisión sistemática. Gerokomos, 30(1), 23-27.

[2]Colls Garrido, C., Gómez-Urquiza, J. L., & Fernández-Castillo, R. (2015). Uso, efectos y conocimientos de los suplementos nutricionales para el deporte en estudiantes universitarios. Nutrición hospitalaria, 32(2), 837-844.

[3]Pregunte al Experto: El rol de la dieta y los suplementos nutricionales durante COVID-19 | The Nutrition Source | Harvard T.H. Chan School of Public Health. (n.d.)

[4] Ronis, M. J., Pedersen, K. B., & Watt, J. (2018). Adverse effects of nutraceuticals and dietary supplements. Annual review of pharmacology and toxicology, 58, 583-601.