Alimentación en el adulto mayor

La alimentación desempeña un papel fundamental en todas las etapas de la vida. Con el paso de los años, el cuerpo humano experimenta una serie de cambios que pueden afectar su salud física, funcional, mental e incluso social. Sin embargo, el tipo de alimentación que forme parte de los hábitos de vida de cada individuo puede favorecer o perjudicar este proceso.

En el caso de los adultos mayores, es común la disminución de la masa muscular y la densidad ósea, complicaciones en el sistema digestivo y afecciones mentales, entre otros cambios. Por ello, la alimentación debe ajustarse a estas transformaciones para prevenir el desarrollo de enfermedades.

El agua es esencial para la vida, pero con la edad, la sensación de sed disminuye, lo que pone al adulto mayor en riesgo de deshidratación. Es crucial asegurar una ingesta adecuada de agua, recomendando entre 1,5 y 2 litros al día, así como el consumo de líquidos bajos en azúcar y alimentos con alto contenido de agua, como frutas y verduras.

Debido a la pérdida de masa muscular, es importante incluir en la dieta fuentes de proteínas que ayuden a preservarla. Se sugiere consumir huevos, carne de pavo o pollo sin piel, en una porción dos veces al día. Los lácteos, que aportan proteínas de origen animal, se recomiendan en una cantidad de dos tazas diarias, mientras que las legumbres, como fuente de proteínas vegetales, deberían consumirse al menos dos veces por semana.

Para prevenir el estreñimiento, una afección común en esta etapa de la vida, es esencial consumir alimentos ricos en fibra. Los cereales integrales, las legumbres y los frutos secos son excelentes fuentes de fibra que deberían incorporarse diariamente para asegurar una digestión adecuada.

La salud cardiovascular también es una preocupación en los adultos mayores. Los aceites vegetales, como el de oliva y el sacha inchi, las semillas como la chía y la linaza, y los frutos secos como las almendras, nueces y pecanas, aportan grasas saludables que benefician el sistema cardiovascular. Se recomienda incluir hasta cuatro cucharaditas al día de estos alimentos en la dieta.

Por lo tanto, una dieta que atienda las demandas específicas del adulto mayor es fundamental para la prevención de enfermedades y complicaciones propias de este grupo. Además, es importante considerar la educación nutricional y garantizar el acceso a alimentos que contribuyan a una mejor calidad de vida.

 

Referencias:

  1. Lázaro Serrano, M. L., & Domínguez Curi, C. H. (2019). Guías alimentarias para la población peruana.
  2. Mahan, L. K., Escott-Stump, S., & Raymond, J. L. (2018). Krause dietoterapia. Amsterdam: Elsevier.
  3. Salas-Salvadó, J., i Sanjaume, A. B., Casañas, R. T., i Solà, M. E. S., & Peláez, R. B. (Eds.). (2019). Nutrición y dietética clínica. Elsevier Health Sciences.