¿Por qué una alimentación saludable debe incluir el agua en nuestra alimentación?


El organismo humano se encuentra maravillosamente orquestado, pero su equilibrio puede verse afectado positiva o negativamente por nuestros hábitos de vida. Uno de ellos es la dieta, en la que intervienen nutrientes como los carbohidratos, las proteínas, los lípidos y los micronutrientes; pero existe otro nutriente muy importante que, sin embargo, dejamos relegado en ocasiones. Nos referimos al agua.

El agua es un nutriente indispensable en todas las etapas de la vida, se convierte incluso en un nutriente crítico para la infancia y los adultos mayores, dado que corren mayor riesgo de deshidratación, con graves consecuencias.

Cumple funciones muy importantes, dentro de las cuales destaca su influencia en el aprovechamiento de los otros nutrientes fundamentales y la eliminación de sus desechos a través de la orina.

Contribuye en la termorregulación corporal y la lubricación de las articulaciones, sin olvidar su intervención en nuestro mecanismo de defensa, capturando y eliminando sustancias extrañas a través de las secreciones de la nariz.

Adicionalmente, el agua ayuda a una correcta digestión; ingerir la cantidad suficiente de este líquido contribuye a que lo consumido pueda viajar con facilidad por el tracto gastrointestinal y que aquello no necesario pueda ser eliminado mediante las depocisiones sin demandar mayor esfuerzo.

El cuerpo humano no posee reservas de agua y diariamente se pierden líquidos por los diferentes mecanismos de excreción por lo que es necesario que se reponga día a día.

La recomendación de ingesta de líquidos para un adulto sano oscila entre 1.5 a 2 litros diariamente. Dentro de esta, convergen el agua pura (50%), otros líquidos (30%) y los alimentos sólidos (20%).

Los alimentos con mayor contenido de agua son las frutas y verduras, las cuales pueden alcanzar hasta el 95% de su peso con agua. Por ello, se debería tratar de consumir, al menos, 5 porciones de estos dos grupos de alimentos diariamente, buscando de preferencia aquellos de la estación y de producción local.

Por tanto, una alimentación saludable no solo involucra nutrientes como carbohidratos, proteínas, lípidos, vitaminas y minerales, sino que también debe incluirse el agua diariamente y cubrir los requerimientos necesarios, buscando el balance con la finalidad de prevenir enfermedades y alcanzar una salud óptima.