Los edulcorantes: ¿Son seguros para la salud? ¿En qué cantidades?


Al hablar de edulcorantes nos referimos a aquellos productos que también reciben la denominación de sustitutos al azúcar, y pueden tener o no valor nutritivo. Estos son aditivos alimentarios empleados con la finalidad de mantener o imitar el sabor dulce del azúcar en un alimento, pero con un impacto mínimo en la glucosa sanguínea; sin embargo, al no estar correctamente informados, dudamos sobre su consumo.

Para proteger la salud de los consumidores, se realizan estudios y evaluaciones de los aditivos, estableciendo directrices alimentarias a cargo del Comité Mixto de expertos FAO/OMS en aditivos alimentarios.

Todos estos aditivos son evaluados con escrutinio durante largos periodos de tiempo antes de su aceptación. Primero, son sometidos a rigurosas pruebas de toxicidad que comprueben su seguridad y, posteriormente, se estudian en humanos para constatar que no exista acumulación de los compuestos que se producen tras su metabolismo.

Considerando ello, la Lic. Lourdes Lazo, nutricionista de la USIL, señala que todos los edulcorantes que existen en el mercado son seguros, ya que son evaluados permanentemente para actualizar los estudios en referencia a los mismos.

Una de las mayores ventajas de los edulcorantes es que presentan un potencial de dulzor que puede ser de 90 a 300 veces mayor al del azúcar de mesa, permitiendo que se requieran cantidades muy pequeñas para endulzar un alimento, además de no añadirle calorías o cantidades poco relevantes.

Dentro de esta gama de aditivos acalóricos (sin calorías) se encuentra la sacarina, el primer edulcorante artificial creado en 1879; el acesulfame K, que se excreta íntegramente; el aspartamo, no recomendable para fenilcetonúricos; la sucralosa, 600 veces más dulce que el azúcar; la Stevia, proveniente de un arbusto; el luo hang guo, procedente de una fruta de China; y existen mucho más con características particulares, pero finalmente sin riesgo para la salud, siempre y que sean consumidos dentro de una dieta balanceada.

Uno de los principales usos que justifican el empleo de los edulcorantes es en el mantenimiento o reducción del peso corporal. Estudios con calidad de evidencia A; es decir, confianza alta, muestran que cuando los edulcorantes acalóricos son consumidos de manera responsable pueden contribuir en la reducción del peso, considerándolos en programas supervisados para la pérdida de peso y vida saludable.

Adicionalmente, son recomendados en pacientes con diabetes o resistencia a la insulina. Debido a que no deberían consumir azúcar refinada, los edulcorantes se convierten en una alternativa para que puedan endulzar sus alimentos, manteniendo los cuidados respectivos.

Los estudios en cuanto al reemplazo de los azúcares simples por edulcorantes observan una tendencia a la mejora en el control metabólico en personas que sufren de diabetes tipo 1 y 2[1]

Por tanto, se puede considerar el empleo de los edulcorantes como aditivos seguros en la alimentación, los cuales están respaldados por estudios, pero siempre se debe tener bajo consideración un consumo razonable, acompañado de una alimentación balanceada, completa y nutritiva, además de la práctica de hábitos saludables.

Ningún extremo será saludable, incluso en el consumo de edulcorantes, sino más bien, busquemos el equilibrio cuando nos referimos al cuidado de nuestra salud.


[1]Aldrete-Velasco J, López-García R, Zúñiga-Guajardo S, Riobó-Serván P. Análisis de la evidencia disponible para el consumo de edulcorantes no calóricos. Documento de expertos. Med Int Méx 2017; 33: 61-83.