Nadie nos enseña a ser padres, pero podemos aprender

Cada familia es única y con necesidades distintas. Pero podemos aprender a desarrollar una parentalidad positiva.

Ser madre o padre siempre es un reto y aprendizaje constante. Al embarcarnos en este viaje de formar una familia y criar a los hijos no faltará que en algún momento aparezcan miedos, inseguridades o dudas de si “lo estamos haciendo bien” y, aunque a veces nos podamos equivocar, nuestra intención siempre será darles lo mejor para que ellos crezcan y sean buenas personas. 

Cada familia es única y presenta necesidades distintas; sin embargo, lo que todas tienen es que son el núcleo de la socialización, es decir, en ellas nuestros hijos e hijas aprenderán a expresar sus emociones y sentimientos, así como a desarrollar las habilidades para relacionarse con los demás, por lo que en nuestro rol de guía y educador debemos de ser un ejemplo positivo para ellos.

En esta línea, la parentalidad positiva emerge como una forma de crianza en donde, como padres y madres, nos centramos en velar por el desarrollo superior del niño a través de un estilo educativo en donde prima el diálogo, la comunicación y la empatía, hay reconocimiento y orientación a las necesidades, no es violento y establece límites adecuados para una formación integral y saludable.

¿Cómo puedo desarrollar una parentalidad positiva?

Existen una serie de principios y actuaciones que favorecerán el desarrollo adecuado de nuestros hijos, y fomentarán su bienestar físico y mental:

  • Vínculos afectivos cálidos: Implica construir afecto a través de la aceptación (Van desde las muestras de afecto físico -abrazos-, las palabras de aliento, ser tolerantes, tratar de comprenderlos y ponernos en su lugar).
  • Estimulación y apoyo: Implican motivarlo a seguir aprendiendo (Compartir tiempo de calidad, conocer sus intereses y pasatiempos, motivarlo a conseguir sus objetivos).
  • Reconocimiento y comunicación: Implica fomentar la comunicación y valorar sus necesidades (Preguntar y empatizar con sus deseos, miedos y preocupaciones sin juzgarlo, tener en cuenta su punto de vista, hacerlo partícipe de las decisiones familiares).
  • Autonomía con límites: Implica establecer límites con respeto (Establecimiento de rutinas y hábitos, escuchar y considerar sus demandas, comunicar y explicar las normas, otorgar responsabilidades en el hogar).
  • Educación sin violencia: Implica descartar toda forma de castigo físico o psicológico (Valorar y resaltar su buen comportamiento; ante un mal comportamiento, reaccionar con una explicación y, si es necesario, con una sanción no violenta: ni física ni emocional). 

Fuente:

  1. Capano, Á., & Ubach, A. (2013). ESTILOS PARENTALES, PARENTALIDAD POSITIVA Y FORMACIÓN DE PADRES. Ciencias Psicológicas, VII (1) ,83-95  https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=4595/459545414007
  2. Liga Española de la Educación. (2018). Guía docente para el fomento de la Parentalidad Positiva en Educación Infantil y Educación Primaria. https://ligaeducacion.org/wp-content/uploads/2018/10/Guia-de-Parentalidad-Positiva-WEB-ilovepdf-compressed-1.pdf