A lo largo de nuestra vida, quizás en más de una oportunidad, nos puede haber tocado enfrentar una situación difícil o inesperada que ha tenido un impacto significativo en nosotros, y que en aras de seguir adelante hemos buscado la forma de superar.
El pasar un evento traumático (como un terremoto o la pandemia), la muerte de un ser querido, el término de una relación, el cambio de empleo, el terminar la universidad, entre otras, son claros ejemplos de situaciones que pueden ser complicadas y que muchas veces nos pueden llegar a descuadrar y, por ello, reciben el nombre de crisis.
Por lo general, cuando escuchamos o leemos la palabra crisis, inmediatamente lo asociamos con algo negativo, como una amenaza para nuestro bienestar; sin embargo, no tiene por qué ser así. Una crisis es una situación de cambio para la que no estamos preparados, pero que a diferencia de lo que se puede creer no suele ser permanente en el tiempo; es decir, tiene un inicio y un final. Entonces, ¿por qué tiene una connotación negativa?
Pasar por una crisis no es necesariamente una situación agradable o placentera, puede llegar a ser muy complicada, y su connotación negativa puede estar asociada a que llega de manera intempestiva, sin previo aviso, generando una percepción de que nos encontramos ante un riesgo inminente y creando una situación transitoria de estrés, en donde nuestros recursos de afrontamiento se pondrán a prueba.
Una situación de crisis implica, entonces, que se pueden producir cambios y que las cosas no tienen que transcurrir de la misma manera a cómo lo venían haciendo previamente, pero no significa tampoco que la situación vaya a empeorar y que se mantendrá así hasta el final de los tiempos. Por el contrario, puede ser una oportunidad para que, a partir de la experiencia vivida, aunque sea desagradable o dolorosa, pueda ser un punto de quiebre para valorar lo que tenemos, seguir aprendiendo y creciendo día a día.
Por ello, teniendo en cuenta que no estamos ajenos a pasar por momentos de crisis, debemos aprender a verlas como una oportunidad de cambio y mejora que, aunque pueden ser procesos largos, al final pueden llegar a ser provechosos.
A continuación, te brindamos algunas recomendaciones para que los procesos de crisis puedan ser un poco más llevaderos:
Referencias: