¿Cuántas veces a lo largo de nuestra vida hemos tenido la intención de comenzar algo nuevo, probar algo diferente o hacer algo que deseamos mucho?, ¿cuántas veces hemos dicho “ahora si lo voy a hacer”? Y al final, cuando llegaba el momento de llevarlo a la acción, la incertidumbre, el miedo, la ansiedad, entre otros, predominaron y no lo llegábamos a realizar.
La verdad es que muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a permanecer en nuestra zona segura, nuestra zona de confort, en donde sabemos más o menos de antemano qué es lo que podría pasar, qué cosas hacer y qué cosas no.
Zona de confort: ¿Seguridad o resignación?
El tener un espacio seguro no debería entenderse como algo necesariamente malo, antes bien nos dice que nuestras necesidades, hasta cierto punto, están siendo satisfechas; sin embargo, cuando esta seguridad se convierte en una rutina o costumbre que no aporta valor significativo a nuestra vida comenzamos a experimentar un conflicto personal que es necesario abordar a fin de no estancarnos, y seguir creciendo.
Y es que el mantenernos en nuestra “zona de confort” puede incluso poner en riesgo nuestra salud y bienestar, nos puede llevar a que nos quedemos en un trabajo que no nos gusta, a mantenernos en una relación de pareja conflictiva, estudiar cosas que no nos gustan, entre otros.
Creciendo fuera de mi zona
El salir de nuestra zona de confort puede ser una tarea bastante difícil, pero el hacerlo nos permitirá poder adentrarnos a nuestra zona de crecimiento; es decir, nos permitirá vivir nuevas experiencias, enriquecer nuestra vida, descubrir de lo que somos capaces y alcanzar nuestras metas.
Asimismo, nos ayudará a desarrollar habilidades como la resiliencia, tolerancia a la frustración, aumentará nuestra sensación de logro y autoeficacia, y contribuirá a mejorar nuestro estado de ánimo.
Por ello, compartimos algunas recomendaciones para poder dar el primer paso para salir de tu zona de confort:
Bibliografía: