¿El castigo físico es realmente efectivo?

Pongámonos por un momento en la siguiente situación: ¿Qué pasaría si cada vez que cometiéramos un error, por ejemplo, en el trabajo, el modo de corregirnos sea a través de un golpe? ¿Lo permitiríamos? ¿Nos sentiríamos cómodos con ello? ¿Realmente nos ayudaría que nos “corrigieran” así?

Durante mucho tiempo el castigo físico se consideró como la manera más idónea de inculcar disciplina y educar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes. Tanta fue su influencia que su práctica se extendió a nivel mundial, y a la fecha aún se sigue empleando, pero ¿realmente es efectivo? ¿Qué dice la evidencia respecto a esta práctica?

Más allá de lo físico

Desde un punto de vista psicológico, es importante entender que el castigo como tal es una estrategia de modificación de conducta que tiene por objetivo que el comportamiento no deseado deje de realizarse.

Este suele clasificarse de dos maneras: como castigo positivo, cuando se añade algo desagradable a la conducta realizada; o como castigo negativo, cuando se retira algo agradable.

Por ejemplo, quitarle a nuestro hijo su PlayStation 5 (o algo que le guste) cuando se ha portado mal es una forma de castigo negativo, mientras que darle una cachetada (castigo físico) sería una forma de castigo positivo.

Ahora bien, el empleo del castigo físico no solo se sustenta en la idea errónea de que su uso enseñará al niño que el comportamiento realizado no es el apropiado, sino también en que muchos progenitores lo asumen como la forma más adecuada, ya que han sido “corregidos” de manera “similar”, creyendo que esta forma de actuar es la que inculca la disciplina. Y aunque el castigo físico puede llegar a ser efectivo para suprimir momentáneamente la conducta, solo lo es en el corto plazo, siendo más los efectos colaterales y a largo plazo.

Sin medir las consecuencias

La evidencia nos dice que el castigo físico es una forma de violencia y que su uso trae consigo una serie de consecuencias negativas, inmediatas y a largo plazo. No solo es considerado un factor de riesgo para el desarrollo de problemas físicos, sociales, emocionales y cognitivos; es, en efecto, un riesgo latente que marca de por vida a quien lo vive.

Los niños, niñas y adolescentes expuestos a este tipo de comportamientos pueden sufrir no solo daños físicos o neurológicos (lesiones, traumatismos), sino que podrán ver afectada su salud mental, siendo más propensos a presentar trastornos depresivos, ansiedad, baja autoestima, conductas autolesivas, dificultad para regular sus emociones; así como desarrollar problemas a nivel académico o social, pues son más propensos a tener bajo rendimiento académico, deserción escolar y comportamientos agresivos o delictivos que perduran en la edad adulta.

Lo realmente efectivo

Si bien es cierto que el castigo físico ha sido por mucho tiempo una de las estrategias más empleadas en la crianza, vemos que no es la más efectiva y, por mucho, es de las que trae más consecuencias negativas. Por ello, es importante que aprendamos a reconocer que hay formas más adaptativas para educar y corregir a nuestros hijos e hijas cuando se equivocan o están haciendo algo que no es lo más adecuado. Una de ellas es la crianza positiva.

La crianza positiva es un método que busca dejar atrás aquellas prácticas que se caracterizaban por ser autoritarias, punitivas y humillantes, para en su lugar dar pase a acciones en las cuales predominan el afecto, la comunicación, el respeto y la tolerancia hacia con los hijos e hijas, y que favorecen a un desarrollo saludable.

A continuación, presentamos unos puntos claves para practicar la crianza positiva en nuestro día a día:

  • Elimina el castigo físico y los maltratos de tu repertorio de crianza.
  • Fomenta espacios seguros para la expresión emocional.
  • Establece límites firmes, claros, funcionales y con respeto.
  • Prioriza la comunicación y la empatía.
  • Educa a través del ejemplo y en base a valores.

 

Referencias:

  1. Capano-Bosch, A., González-Tornaría, M. L., Navarrete, I., & Mels, C. (2018). Del castigo físico a la parentalidad positiva. Revisión de programas de apoyo parental. Revista de Psicología, 14(27), 125-138. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/greenstone/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=Revistas&d=castigo-fisico-parentalidadpositiva
  2. Organización Mundial de la Salud. (23 de noviembre de 2021). Castigos corporales y salud. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/corporal-punishment-and-health
  3. Sauceda-García, J., Olivo-Gutiérrez, N., Gutiérrez, J., & Maldonado-Durán, J.M. (2006). El castigo físico en la crianza de los hijos. Un estudio comparativo. Bol. Méd. Hosp. Infant. Mex, 63(06), 382-388.
  4. United Nations International Children's Emergency Fund. (s.f.). Prohibición del castigo corporal y trato humillante. Recuperado el 10 de abril del 2023, de https://www.unicef.org/mexico/prohibici%C3%B3n-del-castigo-corporal-y-trato-humillante