

Desde pequeños nos enseñan que la felicidad es uno de los objetivos más importantes en la vida. Lo vemos en las cosas cotidianas, como los anuncios comerciales, en los libros de autoayuda que nos prometen eliminar el malestar y sentirnos bien, e inclusive en los dibujos animados, pues recordemos que al final de una historia se suele poner la frase “y vivieron felices por siempre”.
No es sorpresa, entonces, que muchas personas pasen gran parte de su vida buscando esta “felicidad”, pero ¿existirá una receta o fórmula mágica que nos permita alcanzarla? Para responder esta pregunta primero debemos entender a qué nos referimos cuando hablamos de felicidad.
Se suele creer que felicidad es estar siempre alegres, es sentirse bien todo el tiempo, y que solo sintiéndonos así podremos alcanzar un verdadero estado de bienestar; sin embargo, en la práctica esto resulta sumamente complicado, por no decir que es una tarea titánica.
Creer que existe una receta para la felicidad solo nos conducirá a la frustración, pues esta es un proceso que se construye día a día, momento a momento. Por lo que, si entendemos a la felicidad como vivir una vida significativa y con sentido, aceptando lo bueno y lo malo, así como dirigiendo nuestro actuar a lo que es realmente valioso en nuestra vida, aprenderemos a disfrutar de las cosas que nos rodean.
Y si bien es cierto que no hay una fórmula exacta para alcanzar la felicidad, sí hay cosas que podemos hacer día a día para disfrutarla. Algunas de estas son:
Bibliografía:
Harris, R. (2013). La trampa de la felicidad. Editorial Paidós.