

“Cuanto más abierto estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás”
Daniel Goleman
A fin de prevenir los contagios y salvar más vidas producto de la pandemia, originada por la COVID- 19, se tomaron una serie de medidas restrictivas que originaron cambios dramáticos en nuestras vidas; no obstante, como resultado de estas también se vieron afectadas nuestra calidad de vida y salud mental, originando dificultades emocionales en muchas personas.
En este contexto de crisis, el cual es una situación de estrés transitoria, es crucial que podamos aprender a estar en contacto con nuestras emociones de una forma más adaptativa a fin de tener mayores recursos que nos permitan alcanzar una condición positiva de bienestar.
LA REGULACIÓN EMOCIONAL Y EL BIENESTAR INTEGRAL
Las emociones son esenciales en nuestra vida y, por ende, aprender a estar en contacto con ellas de una forma adaptativa traerá mejores resultados en generar una sensación de bienestar y fortalecer nuestra salud mental.
La regulación emocional “adaptativa” hace referencia a la capacidad que tendrá la persona de ser consciente de sus emociones, expresarlas y aceptarlas, y de esta manera mantener una sensación de bienestar a través de la conexión con uno mismo y con las metas u objetivos que tenemos.
Por su parte, una regulación emocional “mal adaptativa” es aquella que interfiere con nuestras metas en la vida, perjudica nuestra salud y bienestar, e incluye la evitación de emociones, el auto culparnos por cosas en las que no tuvimos responsabilidad, el culpar a otros por nuestros problemas o el rumiar nuestros pensamientos y emociones cuando se presentan eventos adversos.
Entonces... ¿Cómo puedo practicar una regulación emocional adaptativa?
Para poner en práctica una regulación emocional adaptativa podemos probar las siguientes estrategias:
Bibliografía: