La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y regular nuestras propias emociones y las de los demás, de motivarnos y manejar adecuadamente nuestras relaciones.
Vivimos rodeados de distintas situaciones estresantes que nos causan irritabilidad, tristeza, preocupación. Aprender a darnos cuenta de las emociones que nos genera, vivirlas, regularlas y superarlas es lo que se conoce como gestión de las emociones.
Suele estar compuesta por 5 habilidades:
- Autoconocimiento: que implica conocernos, saber qué nos gusta, qué no nos gusta, entender e identificar nuestras propias emociones.
- Autorregulación: tratar de regular o ajustar nuestras emociones a las situaciones.
- Motivación: nuestra dirección para alcanzar los objetivos
- Empatía: entender las emociones de los otros y sentir con ellos.
- Habilidades sociales: capacidades que implican al otro, como la comunicación asertiva, resolución de conflictos o trabajo en equipo.
Algunas estrategias que podemos aplicar y sostenerlas como hábitos son las siguientes:
- Conocer nuestras emociones, aceptarlas y superarlas: es importante sentirlas porque nos dan mensajes para nuestra vida. Sin embargo, también es importante aprender a salir de ellas, superarlas y seguir adelante.
- Respirar antes de actuar: recordemos la importancia de la autorregulación, la respiración es una herramienta muy útil que tenemos al alcance de nuestra mano en todo momento y tiene resultados muy positivos.
- Colaborar con otros: ayudar y hacer cosas en favor de otras nos permitirá salir de nuestro propio eje, mirar más allá, ser más empáticos y solidarios.
- Establecer hábitos: La gente que cumple sus objetivos, no deja que le paren los obstáculos, contratiempos o frustraciones.
- Rodearte de personas significativas: el soporte social es muy importante para la regulación emocional, compartir lo que sentimos para bajar la intensidad y poder encontrar cierres de nuestras emociones.
Recuerda: tus emociones y tu comportamiento provienen de ti, por lo tanto, tú eres el único responsable de manejarlas.
Así que, si decides tener una vida más plena, puedes empezar entrenando tu inteligencia emocional y podrás descubrir los beneficios que tiene tanto para ti mismo como para las relaciones que tienes con los demás.
Referencias bibliográficas
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