En estos tiempos de incertidumbre y vulnerabilidad nos sucede a menudo que nuestra atención está enfocada en otros asuntos aparte de lo que estamos haciendo. Esto ocasiona que a veces tengamos dificultad para atender a un solo estímulo o recordar algo que nos dijeron hace poco. Por ejemplo, solemos preguntarnos: “¿Qué fue lo que me dijo?”, “perdón, no te escuché, estaba distraída/o”, “¿Qué tenía que hacer ahora?”
Muchas veces cuando tenemos estos problemas se debe a una falta de escuchar activamente al otro. Y es que oír es el proceso sensorial que todos tenemos, pero escuchar activamente es otro asunto; implica un esfuerzo, disposición cognitiva, psicológica y conductual de querer saber qué es lo que el otro nos tiene por decir. Muchas veces escuchamos para saber qué responder, pero escuchar activamente significa escuchar para comprender el punto de vista del otro.
¿A qué nos referimos con escucha activa?
La escucha activa es un proceso psicológico que implica varias funciones cognitivas, como la percepción, la atención y la memoria. Asimismo, implica el uso de capacidades emocionales como la empatía para poder sintonizar con las emociones e ideas de otros. Implica reconocer lo que el otro comunica como válido, comprender y aceptar su punto de vista y dar feedback tanto de manera verbal como no verbal.
La escucha activa es una herramienta útil para desenvolvernos en distintos ámbitos con mayor éxito, como en el trabajo, en la escuela y en nuestras relaciones personales. Ahora que estamos viviendo un momento difícil y nuestra atención se suele desviar cuando tenemos problemas es cuando más necesitamos poner en práctica esta habilidad para que no afecte negativamente nuestra vida.
Por eso, hoy te dejamos algunas sugerencias para entrenar tu capacidad de escucha activa en tus conversaciones cotidianas:
Bibliografía: