

Alguna vez te has preguntado ¿por qué algunas personas muestran mayor disposición para enfrentar los obstáculos, mientras que otras tienden a rendirse más fácilmente?
Esto tiene que ver con el grado de confianza que tiene la persona respecto a sus habilidades para enfrentar una tarea específica, tiene que ver con lo que denominamos autoeficacia.
La autoeficacia es la creencia que tenemos sobre nuestras propias capacidades para hacerle frente a los diversos obstáculos o situaciones que se nos puedan presentar. Estas creencias son determinantes en cómo nos sentimos, nuestra actitud y comportamiento para alcanzar las metas u objetivos propuestos.
¿Cómo identificar mi nivel de autoeficacia?
Cada uno de nosotros puede haber desarrollado un nivel de autoeficacia distinto a lo largo de nuestra vida; no obstante, la diferencia principal entre una persona con alta o baja autoeficacia se evidencia en la forma de afrontar los problemas. Una persona con alta autoeficacia percibe los mismos como retos a superar y considera sus errores; mientras que, la persona con una baja autoeficacia tiende a percibir sus errores como algo personal, alimentando su creencia de que no podrá resolver ni soportar las dificultades que se le presenten.
¿Qué podemos hacer para potenciarla?
El desarrollo de la autoeficacia no está determinado a una edad específica, por eso podemos seguir cultivándola a lo largo de nuestra vida.
A continuación, te presentamos las siguientes recomendaciones que contribuirán a dicha tarea:
Recordemos que… la autoeficacia juega un papel importante en nuestras vidas y no se trata de que no cometamos errores, sino en tener la confianza en nosotros mismos y en nuestras habilidades para superar los obstáculos que se nos puedan presentar. ¡Aprendamos a confiar más en nosotros mismos!
Referencias bibliográficas: